Angel: Elijah Wood
Abril: Ellen Page
Musica: Don't Jump - Tokio Hotel
sábado, 13 de diciembre de 2008
martes, 9 de diciembre de 2008
Prefacio
Miré hacia adelante mientras sentía el miedo abriéndose camino desde mi pecho, palpitando en cada vena, corriendo por mi sangre como un veneno paralizante.
Mi mente como siempre comenzaba a tomar el punto de vista más trágico, pensaba en el final. Nunca me había encontrado en una situación similar, de riesgo podría llamársele. Y por extraño que parezca no planeé cómo escapar, sólo pensaba en que me hubiera gustado volver a verlo. Temía que mis ojos no volvieran a enfrentarse a los suyos, rogando por afecto, por una sola mirada de aquellos hipnóticos zafiros suyos.
Afuera la lluvia repiqueteaba contra el techo de chapa causando un fuerte escándalo, como si tratara de sacarme de mi ensimismamiento para que saliera corriendo.
Sus palabras tenían poco sentido para mi, lo único que entendía era que estaba furioso y pretendía hacerme daño, o más bien hacerle daño a quien supuestamente me apreciaba lo suficiente como para que le importase. No supe si reírme en su cara o ponerme a llorar del susto. Sólo clavé mis ojos en el con cierto odio, me había engañado, me había hecho albergar falsas esperanzas.
Lo vi sacar el arma y todo se disipó, lo único que sentía era el miedo paralizante trabando cada una de las articulaciones de mi cuerpo y el nudo en mi garganta que me impedía hablar, aunque si hubiera podido hablar dudo que mi cerebro embotado hubiese podido armar siquiera una simple palabra. Todo era tan irreal como una película.
Estaba aterrada por que finalmente tenía algo que podía perder y no deseaba hacerlo.
-Ojo por ojo – dijo mirándome con furia y levantando el arma apretada con tanta fuerza que temblaba peligrosamente frente a mi rostro.
Cerré los ojos y una lágrima rodó por mi mejilla, en verdad era el fin.
Mi mente como siempre comenzaba a tomar el punto de vista más trágico, pensaba en el final. Nunca me había encontrado en una situación similar, de riesgo podría llamársele. Y por extraño que parezca no planeé cómo escapar, sólo pensaba en que me hubiera gustado volver a verlo. Temía que mis ojos no volvieran a enfrentarse a los suyos, rogando por afecto, por una sola mirada de aquellos hipnóticos zafiros suyos.
Afuera la lluvia repiqueteaba contra el techo de chapa causando un fuerte escándalo, como si tratara de sacarme de mi ensimismamiento para que saliera corriendo.
Sus palabras tenían poco sentido para mi, lo único que entendía era que estaba furioso y pretendía hacerme daño, o más bien hacerle daño a quien supuestamente me apreciaba lo suficiente como para que le importase. No supe si reírme en su cara o ponerme a llorar del susto. Sólo clavé mis ojos en el con cierto odio, me había engañado, me había hecho albergar falsas esperanzas.
Lo vi sacar el arma y todo se disipó, lo único que sentía era el miedo paralizante trabando cada una de las articulaciones de mi cuerpo y el nudo en mi garganta que me impedía hablar, aunque si hubiera podido hablar dudo que mi cerebro embotado hubiese podido armar siquiera una simple palabra. Todo era tan irreal como una película.
Estaba aterrada por que finalmente tenía algo que podía perder y no deseaba hacerlo.
-Ojo por ojo – dijo mirándome con furia y levantando el arma apretada con tanta fuerza que temblaba peligrosamente frente a mi rostro.
Cerré los ojos y una lágrima rodó por mi mejilla, en verdad era el fin.
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